sábado, 26 de septiembre de 2009

Miercoles

Sucederá que de tanto animar al viento
romperán los imposibles
con solo soltar presentimientos
y abrirá la fatalidad un estrujo con tu forma
como si el ayer te hubiera buscado en mi aguacero
a la hora del carrusel de las hojas
en cualquier estación,
sin ceremonia verbal.

Sucederá que te ví

siempre sola,
allí tan discursiva advirtiendo certezas
en la avenida donde concuerdan las melancolías,
en tu cima a la que nadie acude,
solo el vértigo de una frase incompleta,
solo el balido que hiere de estío una gana,

y dos,

suficientes para perder el aliento civilizado
de todo cauce humano....

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Bengala

Melodías de otros tiempos.
Perfiles de lo incierto aquietan las paredes.

Veo una ventana.
Polvo de espinas cristalizando en las cortinas.
Un terminado libro llueve humilde
la eternidad de sus versos.

De pronto,
tu nombre y el mío
crepitando en la solapa.

¡Destello!
¡Luz!

lunes, 14 de septiembre de 2009

Cómo decirlo

Besos que mojan la boca
y secan el alma.

Hojarasca enferma que amanece en la cama.
Amarga piel de tanto recorrido.
Insomne lamento destilándose en sábana.
Setiembre fallido,
crepúsculo dormido.

Desbordado bajel navegando en la arena.
Herido volcán que muere de invierno,
de frío.
Esquirla salvaje agrietada en el pecho.
Caolín quemado,
camino empozado,
recuerdo de río.

Besos que mojan la boca.
Que arrugan el alma.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Última página

Pecado almendrado.
Tres misterios y un rosario estallado
en la queja de una cama.

Son las tres. No se va.

Niña cabrita al espejo,
greca columna al reflejo.
Matorral obsceno de viejo.

Morena ranura cortando mi espalda.
Podría decirse un bravo río
de panteras y corales.
Un Espartaco hecho respiración.

Desde el estanque
se frunce la noche.
Testifica ruidoso el grillo,
el baile metálico de una tapita.
Un gato caminó
y hay hastío en la teja.

Poco mas interno
encabritan purpurinas.
Su vientre invade mi baldío.
Hay una cartesiana angustia de lipoaspiración.

Son las tres.
La sabana se hartó de su olor.
Se alzó con ella una cosecha de pistilos.

Se fue y el orgasmo cosió renglones
en la última página de este libro
donde aún la escribo.

Noche

Enderezado tabique de vereda
Recta sonámbula que me lleva a tus encantos

Cañaveral, jugo de arrebatos.

Naces tú,
y tu solo silencio despierta ejércitos,
rompen vitrales de pétalos en los ojos,
gobiernan corruptos los antojos,

te anticipas a mis sombras
y ni siquiera llego al candil.

¡Como asaltas mi aullido desde tan lejos!
Desde los patios antes a nuestro cenit.

Así también
sospecho yo el rescoldo de tus horas,
cuando sin querer tropiezo
con los ripios de un hematoma fresco
que nunca dejé ahí.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Lo que nunca fuimos

Todavía me siento en el mismo lugar
a buscar el universo que se perdió en la mirada
pensante de aquellos momentos

de plenitud
de sentimiento
de extraña inconsciencia,
De amor que quiso vivir inmenso,

tan grande que nuestras sombras iluminaría.
Tan fuerte, que nuestras ansiedades se bebería.
Tan vulnerable, que sin haber nacido moriría.

No sé porque.
Pero a veces fugaz también te pienso.
Y apagada en tu pradera, te veo distorsionar
al tiempo, confundida en el tallo amargo de una rosa,

queriendo dormir péndulos con olvido,
deshilando lágrimas de tu pena entre espinas fibrosas,
y de un carrete mojado,
volver a tejer recuerdos conmigo.

¡Ay mujer!
Que estribada en alguna mejilla has de estar
maltratando epístolas que no me llegaron,
fantasmas que no se te fueron.

Y en ese mismo instante,
no muy lejos de tu orilla, me veo solo
recorrer el sendero donde frías descansan evidencias,
lamiendo el recogido sudor de huellas extintas,
de fósiles penitencias,
de lo que no cometimos.

Todavía me siento en el mismo lugar,
y en ajados dialectos, con verdes tintas,
de otros alfabetos roídos en dulce piedad,
sigo dejando escrita la posibilidad
de volver a ser lo que nunca fuimos.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Retrato de una alcoba engañada

Toqué la espalda de tu portón caído.
No fueron mariposas.
Huían incandescentes lagartijas en los corredores.
Respiré cada continente de sábana pagana.
Desprendía húmeda la viruta de tus roces.
No fue la lluvia de ventana de quimeras descalzas.
Fue una lágrima a galope que no llegó a destino.

De tanta sístole la turbulencia encogió conmigo.
La malaria de historias con tus labios
quedó enraizada en el hueco de un árbol caído
Lógica envenenada con sus dedos,
la relación se apretó en el muro de tus absurdos
Regresaste a tu extravío
como lunar aburrido que se mudó de lugar.

A placer la autonomía de ahogado colmenero.
A corromper el átomo desorbitado en la saliva.
A saber la dicotomía de esos suspiros,
no hubiera amansado el barro avejentado de mi eco.
Apagaría la estrofa mórbida, cebo en mi profundidad.
Me ahogaría en la huelga de un mástil sin viento.
Hiedra, moriría incompleto, otoñal en tus escalinatas.

Fotográfico simulacro aromado.
Fotogénica ciruela manchando con mentiras el mantel.
Si supiera él, la lisérgica infecta que quedó en la alcoba.
Si volviera la aurora a desordenar nuestros cuerpos.
Si supieras tú, que en el agua acantilada de mis huesos,
todavía duele clandestino el aire de tu carne mal amada.
Si supieran….

Panorama

Siempre me atardece un pensamiento
en el rojo paisaje de una estación intemporal,
mientras descolora precaria una sonrisa,
peregrina en la memoria,
que camina y no regresa.
Busco urgente un estado ventanal,
el ejercicio que es tu mirada, la libertad,
tu espalda arrodillada en la piedra
y detrás el sol, luz durmiente
en la llanura accidentada con recuerdos.
Es el amor, jengibre creciendo en el pecho,
rigor que asfixia, consuelo, delirio en la agonía,
rumor de jazmines en el viento,
furor aromado que me sabe a compañía,
calma,
silencio que es tu nombre lloviendo desde adentro,
tanto que desespera una gotera en ríos de antojos,
desborda un niño inabarcable
lleno con mis ojos,
severo de montes ,sucio de oleos,
corsario del instante infinito
donde se acariciaron nuestros temblores,
lentos de neurastenia y paz.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Epístola bajo una almohada

Déjame partir a mis boreales esperas.
Deja forjar la cura de un adiós en este asilo.

Extráñame sí,
pero extráñame con calor de familia,
como sabor de aguado vino.

No sigamos jugando a ser eternos
en la efímera luz de hoguera
que acaricia el suave pasar
de las gaviotas que no vimos.

¡Vamos!
Hazte agorera de este viaje sin retorno.
Mi nómada nostalgia emergió de su letargo.
Y es destino. No golpea.

No me mires con esa distancia de amarillo desierto.
Sécate esa luna tajada que te llora en los ojos.

Yo sé lo que aun te pesa,
lo que todavía no te sangra por dentro.
Yo se que a veces perdonamos
y en el perdón también
a veces arrastramos.

Sabes,
mejor hagamos cuentagotas las cenizas
marchitas en nuestro tiempo.
Mantén latente la espiralada
forma de aquel primer encuentro.
Olvida el latido vacio de esta despedida
y sostente siempre inerme ante el recuerdo de mis besos.

Por favor,
deja que quede en mi tormento
el humedal ardiente de tu sexo,
los duraznos que en tus senos
se divierten, la risa triste
naciente de tu vientre.


¡Ey!
Ya sé que me estoy yendo.

Mas
no te olvides
que en mi alimento te llevaré siempre
amante,
locura,
mar despierto.

Cecilia

Poesía que juega con los aromas de la imaginación. Imaginación, furia de mis días . Aroma tu pelo . Aroma que siempre fuiste vos.....