Enderezado tabique de vereda
Recta sonámbula que me lleva a tus encantos
Cañaveral, jugo de arrebatos.
Naces tú,
y tu solo silencio despierta ejércitos,
rompen vitrales de pétalos en los ojos,
gobiernan corruptos los antojos,
te anticipas a mis sombras
y ni siquiera llego al candil.
¡Como asaltas mi aullido desde tan lejos!
Desde los patios antes a nuestro cenit.
Así también
sospecho yo el rescoldo de tus horas,
cuando sin querer tropiezo
con los ripios de un hematoma fresco
que nunca dejé ahí.
Radiografía del cine de culto
Hace 11 años
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